C
abezotas son retratos y autorretratos (pinturas, dibujos o esculturas) que, en principio, sólo tienen cabeza, aunque con la capacidad de transformación que les es precisa para expresar lo que les ocurre; si no es así, contenidos en el óvalo que los dibuja, guardan silencio.
En un momento dado este óvalo, en su parte superior, se enreda en un nudo, en un garabato: el trazo de un ojo; el único rasgo anatómico que prevalece en todos los cabezotas como signo identificativo de su presencia. A partir de aquí la necesidad de cada cabezota para transmitir aquello que ha vivido hace que surjan otros trazos, pinceladas o masas que describen bocas, lenguas, dientes, cerebro, manos, pies, sexo…
Los cabezotas, en su versión más antigua, aparecieron hace muchos años para expresar momentos, situaciones, vivencias, pensamientos, sentimientos, reflexiones, preocupaciones… que veía en diferentes personas que de un modo u otro afectaban a mi vida o que yo experimentaba en mi propia piel.
Siempre ha sido así, los cabezotas me han acompañado durante toda la vida cumpliendo con su función de pintar y pintarme, de mostrar y mostrarme, pero su presencia, exceptuando contadas ocasiones, se ha restringido al ámbito privado del taller, o del ordenador, o de papeles, libretas y cuadernos de dibujo.
Pero ahora me piden a gritos estar fuera y vaciándome de esa urgencia los pinto y los dejo salir.
—José Carlos Balanza, juliol 2024
Más información sobre la exposición “Cabezotas” del artista José Carlos Balanza en el Instagram @galeriaespaicavallers
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